Veo a mi niña - Sharon Olds
Cuando te vas de campamento y me despido, te veodoblar el cuello por el peso del chelo, veo
ni pequeño torso bajo la
carga de la mochila pesada del mismo modo en que
una piedra reposaría sobre el cuerpo de un niño, y
de repente veo tu bondad, el peso de tu
bondad paciente y tenaz a medida que arrastras tus
cosas al avión, te pareces a una viejecita
de huesos pequeños de la Europa más oscura
que avanza hacia la tercera clase, que carga con todos los
bienes de la familia.
De repente todo el aeropuerto está lleno de tu bondad, tu
cabello fino parece tallado por la bondad, tu
pálido rostro parece desangrado, con
esa mirada atenta hacia arriba tienes el aspecto de
alguien que permaneciera bajo una losa.
Durante mucho tiempo recé para que fueses buena,
recé para que no fueses algo así como un Hitler del
mismo modo en que yo de niña temía ser Hitler; pero
no quería expresarlo así, la opresión de la bondad, la
ausencia de vida. Me pides algo para comer
y mi corazón salta, te quito la mochila de la espalda y
dejamos
tu chelo contra una silla y
luego ya me puedo sentar y verte comer pastel de
chocolate,
con cuidado una cucharadita tras otra, tu
lengua que se mueve lentamente sobre esa mezcla
en el profundo placer, Qué bueno está, mamá,
qué bueno está, sonríes, y el aire que te rodea la cara
brilla con el oscuro brillo escindido de la bondad.